domingo, 30 de diciembre de 2007

¿Como incentivar la lectura en niños?

Es difícil para docentes y padres, encontrar la solución a uno de los problemas educativos más grandes en nuestro país; la Mala Comprensión Lectora existente en niños y jóvenes en edad escolar -y aún más preocupante, a es a nivel superior-.

Pero muchos se han preguntado ¿cómo incentivar ésto si es cosa de gustos?, para algunos es en el colegio donde debe llevarse a cabo y se enmienda a los profesores tal tarea. La respuesta es relativa, con la multiplicidad de imágenes concretas y de una lluvia de información cada vez más rápida y al alcance de todos se ha dejado de lado la lectura por parte de la mayoría de los agentes que intervienen, inclusive por los docentes y se han dado por vencidos en el camino de la mediocridad.

Sabemos que una buena lectura no sirve sólo para "ser más culto" sino que nos ayuda a comprender diferentes mundos, amplia nuestro vocabulario e integra varias disciplinas a la vez; los problemas matemáticos sólo puedes resolverlos cuando comprendes lo que ahí esta escrito; para analizar un documento histórico es necesario procesar información y poder rescatar su trascendencia; para poder seguir cualquier tipo de instrucción es necesario comprender...y llevándolo al área pedagógica, todo se basa en el segundo nivel cognitivo de las taxonomías de Bloom. (tan sólo en el segundo por Dios!!!).

Una de las soluciones que existen para tal problema de Comprensión es la "Lectura obligatoria", dicho nombre muy bien puesto, sólo nos produce a algunos (quienes cuando niños odiábamos la lectura) un rechazo mucho más grande y provoca el efecto contrario al de su objetivo final. Dado que los libros no son del agrado de todos los niños, dado que muchas veces se entregan libros en idioma español (de España) y que más rechazo aún provoca, se entregan libros de editoriales que pactan ventas con los colegios, o peor aún, no se toma en cuenta la edad del niño y su nivel cognitivo y se entregan libros que simplemente no entienden, no captan su atención o les aburre con sólo leer el título.


¿Qué hacer? Créanme que se necesita una varita mágica para solucionar todo de raíz, pero mientras tanto conformémonos con algunas ayudas que nos presenta una autora muy conocida que escribe para niños y que personalmente me abrió los ojos y ya dio resultado con un par de niños que les desagradaban sus libros de lectura obligatoria y repercutía en todos los subsectores de aprendizaje.

Con la ayuda de Ana María Guiraldes, integrante de IBBY (Organización Internacional para el Libro Juvenil) que en sus entrevistas ha dado unas sencillas soluciones a los padres, al menos para incentivar la lectura en niños puedo redactar pequeñas soluciones que pueden resultar efectivas:

-Que los libros sean juguetes, que se mezclen en su caja de juguetes y que los tomen, que se acostumbren a ellos, que existan de manera cotidiana en su vida. (para niños pre-escolares)

-Que los padres LEAN frente a sus hijos y con sus hijos, con esto creas un lazo irrompible entre ambos, ya que los niños son fieles imitadores de sus padres y admiran lo que hacen sobretodo algo tan interesante como leer. Es mejor aún cuando existe una biblioteca en el hogar, aunque no tenga muchos libros pero que estén ahí.

-Cuando los niños ya tengan edad de elegir (Entre 8 y 12 años) ir con ellos a las bibliotecas y que ellos elijan un libro, pero con el compromiso de leerlo y explicarlo a la familia y si no le gusta, estará bien, porque sabrá decir porqué no le gustó y discernir entre un libro que le agrada y otro que no, aunque al principio sea con ayuda de muchas imágenes y letras grandes. Los libros de cómic son muy llamativos, aunque caros, pero los libros usados son buena opción.

-Dejar el análisis de libros para una edad más avanzada, primero es la interpretación de ellos, o la entretención que puedan brindar, sacarle provecho a los juegos y a los personajes es buen trabajo con ellos en el aula y en casa.

-Ya entrando en el terreno pedagógico, es recomendable trabajar los libros en forma de integrar a todos los alumnos de manera diferente, dar a cada alumno un personaje a investigar y que lo defiendan en algún debate, que actúen ciertas escenas, que hagan resúmenes, y complementario a eso evaluaciones de comprensión lectora y para fines técnicos de lenguaje integrar la identificación de elementos del libro, cosa de no solo dejar una parte tediosa para los alumnos y los docentes.

-y finalmente recordemos que los cuentos y las historias en su base epistemológica fueron hechos para entretener, no para aburrir y hacer análisis simce.


A muchas personas nos ha pasado que hay "Un libro" en la vida que nos abre el camino a la lectura... y para muchos mágicamente, luego de haber terminado ya la enseñanza media, ese libro fue "El Alquimista" de Paulo Cohelo, que no fue de lectura obligatoria, sino que apareció, lo leí, lo disfruté y comencé a leer, pero a leer de verdad.

Ojalá haya servido de algo!!!


Feliz año nuevo!

4 comentarios:

Unknown dijo...

el ariculo es muy bueno y coincido con Anna porque lo que me gusta de la lectura es sumergirme en ese mundo que encierra la historia que se narra en un libro, y no el analisis que pueda sacar de el. claro, hay libros que me han dejado un profundo aprendizaje y me han hecho reflexionar, pero eso lo hize en mi adolescencia. Creo que los ninos tienen que disfrutar la lectura sin tanta complicacion.

Anónimo dijo...

TRABAJO EN UNA FUNDACION EN LA CUAL SE INCENTIVA A LOS MAS CHICOS QUE LEAN. . . ES DIFICIL EL ARTICULO ES BUENO Y ESPERO TENER RESULTADOS POSITIVOS JAEL

Anónimo dijo...

Hay un Señor, Pepe Pelayo, que escribe horrible literatura para niños. Lo peor es que es humorista para adultos y no tiene ningún estudio de psicología infantil. Creo que cualquier psicólogo que leyera “Cuentos de Ada” de ese autor, se caería de espaldas. Está bien este tipo de lectura para adultos, pero pienso que es inadecuada para niños que están en pleno proceso de formación valórica. Para que decir de su obra “El inspector Mantu”, también para niños (o quizas Mantus, Dios Etrusco del inframundo).

Anónimo dijo...

Les contaré mi experiencia: Cuando niño me encantaba leer, cuentos como el Gigante egoísta, Martín Rivas, Lautaro, Las mil y una noches, Platero y yo, etc. Luego, al ingresar a la enseñanza secundaria, uno de los libros obligatorios por el ministerio de educación era “El Mio Cid”. Para entonces, la edad que tenia no era la mas adecuada para un libro de tal cantidad de páginas, que me atemorizo el solo verlo y que en ningún momento logró entusiasmarme su contenido. No hallaba la hora de terminarlo y lo peor de todo es que teníamos fecha límite de lectura. Que horrible pesadilla la de aquellos tiempos y mis compañeros les ocurría exactamente lo mismo. Hoy a mis 47 años de edad no conozco a nadie que le haya gustado el libro a esa edad, especialmente recordamos la innumerable cantidad de veces que repetía “que en buena hora ciño la espada”, que liquidó el gusto por la lectura y aun permanece en el subconsciente esa desdichada frase.
Peor aun, narra la heroica hazaña de un héroe español, lo que se contrapone con lo que aprendíamos de Historia, en donde el reino de España enviaba la escoria de la sociedad a América, cometiendo toda clase de crímenes, robos, abusos y violaciones contra los indefensos y desnudos indígenas que aquí habitaban, fobia hacia al español que aun se mantiene en el subconsciente colectivo del latinoamericano (sudaca para ellos) reflejado en nuestra incomodidad de aceptar su acento.
El problema de la elección del texto de lectura para los jóvenes está en quienes los seleccionan. Adultos que pasan directo de la universidad al ministerio de educación gracias a alguna tendencia política, encerrados en una oficina entre cuatro paredes.