Iba corriendo la Profesora de Artes a la sala del primero básico, las ganas de ir al baño eran más fuertes que todo, pero no importaba, debía buscar a la profesora que podía ayudarla, muchas veces hay que dejar de lado incluso las necesidades básicas para poder ejercer bien este rol.
La cosa es que en el camino se le dobló el pie, trató de estornudar y no pudo (con lo que le gusta estornudar) casi se traga un mosquito, pero no importaba en menos de un minuto llego a la sala del primero básico, se puso frente a la puerta y reflexionó: "será una situación para llegar con una expresión de alteración o de normalidad"... miró un momento hacia atrás y recordó lo que sucedió y se dijo "esto no es normal", empujó la puerta con fuerzas y con los ojos más abiertos que nunca con un imán aprisionado en las pupilas que buscaba su polo en la profesora de primero básico y un desorden en el pelo a causa de la maratón hasta aquella sala, se presentó con un aspecto bastante preocupante frente a los niños y a la profesora.
-Tía Lala, la profesora de artes tiene cara de susto - le dijo una de las alumnas a la profesora de primero que inmediatamente se acercó a la profesora de artes que se mantenía inmóvil en el umbral de la puerta.
La tía Lala la tomó del brazo, cerró la puerta de la sala y quedando fuera de ésta le arregló el pelo y la interrogó con la mirada:
-lo siento Lala es que no me vas a creer lo que acabo de ver - se puso la mano en el pecho y con un gesto de repugnancia suspiró y miró al cielo- vi a Panchito....o no?, como se llama ese rubiecito...si Panchito, ese mismo, ese que viene de un Hogar de menores, ni te imaginas como...
Mientras se desenvolvía el relato por sus oídos y una ensalada de gesticulaciones corporales y gestuales de su colega, la Tía Lala fue cambiando su posición ya que el tema cobraba interés y le parecía posiblemente pertinente de tanta parafernalia.
-¿Qué le pasó a Panchito, María Antonieta? - Con una voz cortante interrumpió todo el vituperio innecesario de su colega.
-Panchito...me dio tanta pena el pobre niño ése, debe estar acostumbrado desde chico a hacer lo mismo
-María Antonieta, por favor cuéntame rápido que pasó...
En se momento se acercaba Panchito por un costado del pasillo caminaba lento, pero se esbozaba una sonrisa desde esa distancia (unos 100 metros por si acaso), en una de sus manos una varilla de árbol que sonajeaba al rozar las tablas de la muralla de las salas, con su cojera característica que casi no se nota al verlo por primera vez pero que ya era su propio son.
Tía Lala miró a María Antonieta, la profesora de artes, intentando comprender la terrible situación de la cual había alardeado tanto con un chico que veía tranquilamente caminando hacia su sala.
María Antonieta se acercó al oído de la profesora de primero y le susurró:
-Éste niño toma desayuno en el hogar?
-Claro que sí, la tutora se encarga de eso cada día- miró con un poco de molestia Tía Lala a la profesora de artes.
-Es que...lo vi cerca de los basureros...oye...¿y tenía permiso para salir?- trató de cambiar el tema para justificar lo terrible de la falta.
-María Antonieta, !me quieres decir por favor que es lo que sucedió!- Dijo un tanto indignada Tía Lala pero con su voz suave y tenue.
-Sí, vi a Panchito, el rubiecito, ese que viene ahí comiendo cosas de la basura.
Por unos segundos todo quedó en silencio, solo distraían los rítmicos pasos del niño que se acercaban cada vez más hasta quedar frente a frente a las dos maestras.
(sin terminar)
3 comentarios:
termina la wea po.
ñoño tu comentario
chuta..quede mas metio con la historia
Publicar un comentario